En el pintoresco pueblo de Arens, destaca una casa que despierta admiración tanto por su profusión decorativa de estilo modernista como por su imponente altura, que se alza majestuosamente a lo largo de cinco plantas.
El origen del nombre de esta casa se remonta a su primer propietario, un hombre conocido cariñosamente como “el tío Escolà”. Con el tiempo, la propiedad cambió de manos y fue adquirida por el secretario del Ayuntamiento, pasando en este momento a ser conocida por el nombre de la esposa del propietario original, la tía Soledad. Sin embargo, en la actualidad, también se la conoce como “casa la Lourdes”, en honor a sus propietarios actuales.
Sin acercarte demasiado, observa hacia arriba ¿Sabes para qué servían las aperturas de los arcos apuntados en el ático?
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Los vanos con arcos apuntados en el solanar, en planta superior, servían para dejar entrar el aire fresco en el ático del edificio, zona que solía utilizarse con varios fines, entre los que podemos destacar el de secar los frutos y embutidos.
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Lo más asombroso de esta casa es la deslumbrante ornamentación que adorna su fachada. Entre las figuras esculpidas, destacan las cariátides en los dinteles de los balcones de la primera planta, que parecen cobrar vida con gracia y elegancia. Además, la casa está envuelta en una exuberante ornamentación vegetal que cambia en cada planta, un regalo visual que te sorprenderá a cada mirada. Ménsulas decorativas sostienen los balcones, aportando un toque artístico y funcional.
Y coronando este espectáculo arquitectónico, un solanar con cinco arcos apuntados que parecen tocar el cielo. Esta maravilla no es solo un edificio, es un capítulo de la historia que se despliega ante nuestros ojos, un testamento a la creatividad y la elegancia de un tiempo que aún nos cautiva. Una obra maestra que se niega a envejecer, un regalo para los sentidos y un deleite para la vista.
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