La avenida Cataluña, arteria principal que serpentea por el pueblo, nos envuelve con un murmullo intrigante. ¿Es el sonido del agua? Es una duda inusual, ya que dejamos atrás el río Algars antes. Pero ese sonido, misterioso y cautivador, proviene de algo diferente: es el Raig, una cascada que forma parte de la acequia.
Este río, que divide Aragón y Catalunya, se muestra tímido en su paso por Arenys, poco profundo y apacible. Acequia arriba, se encuentra un antiguo molino de harina y aceite, que en los años 20 también proporcionaba electricidad, un testimonio de la ingeniería de antaño. Justo aquí, junto a la Palanca, un paso histórico sobre el río, sentimos el latir del tiempo, donde la otra orilla pertenece a nuestros vecinos de Horta de Sant Joan, en la comarca catalana de la Terra Alta.
¿Para qué se hizo esta cascada en la acequia?
¿Qué uso podría tener?
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Antiguamente era el abrevadero y donde se lavaba la ropa. Por esta razón se elevó el trazado de esta parte de la acequia, lo que permite continuar con estas tareas sin agacharse y tomar agua para tareas agrícolas en fincas de secano.
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A un kilómetro río arriba, a lo largo de la carretera que nos lleva a Lledó y Horta de Sant Joan, el río se adentra en un tramo más profundo, formando pozas, un regalo natural que se convierte en una piscina de verano. Las piedras que rodean este rincón son testigos del eterno abrazo del río, esculpidas con paciencia a lo largo de los siglos por sus crecidas.
La calidad excepcional de las aguas de nuestro río es un regalo de su nacimiento en manantiales kársticos en los puertos de Tortosa – Beceite o Beseit. Estas aguas sustentan una biodiversidad rica y vibrante, desde la flora de las riberas hasta las aves y otros animales que llaman hogar a sus orillas. Pero el verdadero símbolo de la vida del río es la nutria, un ser majestuoso que refleja la salud de este ecosistema fluvial.
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