El santuario de Nuestra Señora de Montserrate, es un lugar histórico que fue mantenido por una comunidad contemplativa que tenía la misión de dar hospedaje a los peregrinos. Es un conjunto formado por varios edificios dispuestos entorno a un patio al aire libre de planta irregular: ermita, casa del ermitaño y hospedería.
La ermita de Montserrate, también conocida como Santa Mónica, consta de una sola nave rectangular dividida en tres tramos con dos capillas laterales. Es una construcción gótica que ha sufrido modificaciones a lo largo del tiempo. El segundo y tercer tramo conservan la cubierta original: el segundo tramo tiene una bóveda de crucería, y el tercero está cubierto por una bóveda de cañón apuntada, que se repite en la capilla lateral; mientras que la cabecera fue reformada durante el s. XVIII y XIX y está cubierta con cúpula sobre tambor y pechinas. En ella también se abrió posteriormente una portada de acceso de estilo barroco.
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Aunque la apariencia actual del conjunto tiene una imagen más característica del Barroco, la ermita original de Nuestra Señora de Montserrate fue construida en el segundo cuarto del siglo XIV. Su desarrollo e importancia para los peregrinos, fue lo que provocó sus posteriores ampliaciones que modificarían su imagen, desde la antigua ermita aislada, al gran complejo de edificios que llegó a componerla.
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La fachada de la ermita cuenta con canecillos excepcionales, en su mayoría embebidos en una de las salas de la hospedería. Sin embargo, el elemento más destacado es la portada gótica, que está precedida por un pórtico. Esta portada consta de cinco arquivoltas apoyadas sobre frisos de capiteles con figuras rígidas y compactas. La disposición de estas figuras es homogénea y lógica. En el lado izquierdo, representan el ciclo del nacimiento de Cristo, incluyendo la figura del león como símbolo de la Encarnación. La Adoración de los Pastores se encuentra intercalada entre estas figuras, transmitiendo la idea de que todas las personas, tanto pobres (pastores) como ricas (magos), se inclinan ante el Niño como protagonista central de este friso. El lado derecho de la portada se dedica principalmente al ciclo de la pasión de Cristo, comenzando con el tema de la Crucifixión como si fuera un prólogo y luego desarrollando la Resurrección, representada por las Tres Marías Mirróforas y la Ascensión simbólica, ilustrada por un cordero con un pájaro sobre su lomo. Esta portada es una obra maestra de la escultura medieval y ofrece una rica iconografía que narra episodios clave de la vida de Cristo.
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