Castillo de la orden de Calatrava

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El castillo de Ráfales tiene una interesante historia que se remonta a la época de la conquista cristiana de la región, durante el reinado de Alfonso II en el año 1169. Tras la conquista, el rey otorgó el castillo de Alcañiz a la orden religiosa-militar de Calatrava como forma de recompensar sus servicios y fortalecer la presencia cristiana en la zona. Esta orden extendió su influencia en la comarca y adquirió varios señoríos, incluyendo el castillo de Monroyo y sus aldeas, entre las que se encontraba Ráfales, en 1209.

En 1337, bajo el reinado de Pedro IV el Ceremonioso, Ráfales obtuvo el título de villa. Fue en esta época cuando se construyó el castillo calatravo, que constituye la parte más antigua del núcleo urbano actual.

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El origen del topónimo “Ráfales” como “rafals” (paradores, alquerías o masías) se relaciona directamente con la historia de la localidad y sugiere la presencia musulmana en la zona. La coincidencia del nombre con la leyenda que atribuye el origen del pueblo a un grupo de masías llamadas “los rafelets” refuerza esta asociación. Los topónimos a menudo proporcionan pistas sobre la historia y la ocupación de un lugar a lo largo del tiempo, y en este caso, “Ráfales” parece estar relacionado con la herencia árabe de la región.

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A pesar de que el castillo perdió su función defensiva con el tiempo, ha desempeñado otros roles a lo largo de su historia. En la actualidad, algunos de sus elementos, como el arco de entrada, el patio de armas, un arco de medio punto y una ventana gótica, así como los escudos con la cruz de la orden, siguen en pie. El castillo también ha albergado un antiguo hospital y un pósito municipal en el pasado. Posteriormente, fue utilizado para viviendas particulares y corrales. Su historia refleja la evolución de la región a lo largo de los siglos.