La Casa Consistorial de Ráfales tiene una ubicación destacada dentro del pueblo y una gran relevancia desde el punto de vista urbanístico. Está adosada a la antigua muralla de la villa y se sitúa sobre uno de los portales de entrada al pueblo. Además, ocupa una posición central en la Plaza Mayor, funcionando como punto de encuentro entre esta plaza y las calles del Castillo (que representa la parte más antigua de la población) y del Arrabal (que constituye una ampliación urbana posterior). Asimismo, se encuentra próxima a una de las puertas de acceso al municipio.
La construcción de casas consistoriales en la comarca durante la transición a la época moderna simbolizó el crecimiento del poder municipal en un territorio históricamente sometido al poder señorial o eclesiástico, como fue el caso de la Orden de Calatrava en Ráfales. Estos edificios tenían una doble finalidad: servir como monumentos que reflejaran la creciente autoridad municipal y proporcionar espacios que satisficieran las nuevas necesidades de la vida pública local. Por lo tanto, la Casa Consistorial de Ráfales incluyó una lonja en la planta baja, donde se celebraba el mercado, y una prisión, así como una sala de reuniones del concejo, una escribanía y un archivo municipal en la primera planta, entre otras dependencias.
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La Casa Consistorial de Ráfales fue construida entre los años 1575 y 1589, siguiendo un estilo renacentista. La fachada que da al exterior de la villa presenta el arco de entrada del portal de la Villa, mientras que la parte que da al interior de la muralla destaca por su escalinata de piedra, que permite el acceso a la primera planta.
Hoy en día, este edificio sigue siendo la sede de las instituciones municipales y forma parte de la Ruta de las Cárceles del Mezquín-Matarraña, un itinerario turístico que destaca la importancia histórica y arquitectónica de estos edificios municipales en la comarca.
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