Casa Natal Elvira Hidalgo

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La vida de Elvira Juana Rodríguez Roglán es una historia fascinante. Nacida en Valderrobres el 27 de diciembre de 1891, su familia se trasladó a Barcelona durante su niñez, donde comenzó su formación musical. Estudió canto con Conchita Bordalba y piano, culminando sus estudios en Milán. En 1908, debutó en el Teatro San Carlo de Nápoles como Rosina en “El Barbero de Sevilla” de Rossini, y su actuación fue un gran éxito. A partir de ahí, su carrera artística despegó de manera espectacular.

En pocos años, esta talentosa soprano se presentó en los mejores teatros de ópera en todo el mundo, incluyendo Montecarlo, París, Praga, El Cairo, Viena, Florencia, Palermo, Helsinki, San Petersburgo, la Scala de Milán, Atenas, Buenos Aires, Chicago, el Metropolitan de Nueva York, el Liceo de Barcelona, el Teatro Real de Madrid, Covent Garden de Londres, Ostende, y muchos otros centros operísticos. Compartió el escenario con destacados cantantes de su tiempo, como Titta Ruffo, Chaliapin y Stracciari, entre otros.

¿Sabías que Elvira de Hidalgo está considerada como una de las mejores sopranos ligeras de coloratura de la historia internacional del Bel Canto?

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Elvira de Hidalgo, como importante representante del bel canto, dejó una huella imborrable en el mundo de la ópera. Sus interpretaciones en papeles icónicos como Rosina en “El Barbero de Sevilla,” “La Sonámbula,” “La Hija del Regimiento” y “Lucía de Lammermoor” la destacaron como una de las sopranos más destacadas de su época. Su habilidad para dominar el estilo del bel canto y su virtuosismo vocal la convirtieron en una figura insustituible en la ópera.

Sin embargo, su influencia no se limitó a su carrera en el escenario. Como maestra, desempeñó un papel fundamental en el renacimiento del bel canto después de la Segunda Guerra Mundial. Sus enseñanzas y orientación contribuyeron en gran medida al desarrollo y éxito de futuras generaciones de cantantes líricos. Entre sus alumnos más destacados se encuentra la famosa soprano griega María Callas, quien se convirtió en una de las voces más influyentes en la historia de la ópera y cuyo legado perdura hasta el día de hoy.

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Hacia la década de 1930, la soprano decidió retirarse de la escena operística y dedicarse a la enseñanza. Residió en Grecia, donde trabajó como profesora de canto en el Conservatorio de Atenas, y entre sus alumnos más destacados se encontraba la legendaria soprano María Callas. Además de su relación profesional, Elvira de Hidalgo y María Callas mantuvieron una profunda amistad a lo largo de sus vidas.

Después de su estancia en Atenas, Elvira de Hidalgo se trasladó a Turquía, donde continuó dando clases de canto y ayudó a organizar la ópera en Ankara. Posteriormente, regresó a Milán, donde se dedicó a la enseñanza hasta el final de sus días. Elvira de Hidalgo falleció el 21 de enero de 1980 en la mencionada ciudad italiana, dejando un legado perdurable tanto en su exitosa carrera operística como en la formación de jóvenes talentos en el mundo del canto lírico.