Hasta principios del siglo XX, en los pueblos bañados por el río Matarraña, era una escena común observar a las mujeres bajar al río para lavar la ropa y otros enseres. Para facilitar esta tarea y mejorar las condiciones, el Ayuntamiento de Valderrobres tomó la iniciativa en 1931 de construir tres lavaderos municipales. Estos lavaderos no solo ofrecían un espacio más cómodo para hacer la colada, sino que también contaban con una sección para lavar la vajilla y un abrevadero para los animales.
El agua necesaria para llevar a cabo estas labores provenía de la Acequia Mayor del río Matarraña, una antigua canalización que se extendía a lo largo de unos 5 kilómetros en la margen derecha del río. Estos lavaderos se convirtieron en puntos de encuentro crucial para las mujeres de la comunidad, donde además de lavar, compartían noticias y novedades.
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A pesar de haber resistido varias riadas y el paso del tiempo, los avances tecnológicos han relegado estos lavaderos a un uso puntual o incluso obsoleto en la vida moderna. Sin embargo, siguen en pie junto al río Matarraña, recordándonos un pasado no tan lejano y preservando la memoria de una tradición importante en la vida de estos pueblos.