Este conjunto arquitectónico proporciona una entrada espectacular al núcleo antiguo de Valderrobres.
La construcción del puente se relaciona con la edificación de las murallas de Valderrobres, que se cree que comenzó alrededor de 1390, cuando el arzobispo García Fernández de Heredia solicitó al rey Juan I el Cazador la construcción de las murallas. Sin embargo, no se puede afirmar con certeza la fecha de finalización del puente, pero probablemente se completó a principios del siglo XV, durante el mandato de Dalmau de Mur, quien también supervisó las partes superiores del castillo.
El puente es de estilo medieval y cuenta con cuatro arcos. Es una estructura extremadamente robusta con tajamares en forma de cuña diseñados para protegerlo de las inundaciones y evitar la acumulación de troncos. En el siglo XVI, el ayuntamiento se asentó en su último tramo, lo que modificó el aspecto del puente en su sección final, al conectarlo con la plaza.
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El puente atraviesa la antigua puerta principal de acceso al recinto amurallado. A finales del siglo XVI, este portal fue dedicado a San Roque, patrón de la población y protector contra las epidemias. En la actualidad, el portal de San Roque es uno de los mejor conservados de todo el conjunto histórico de Valderrobres.