La ermita de Nuestra Señora de la Piedad, comúnmente conocida como “la Mare de Déu”, es un edificio de estilo barroco construido en las afueras de la población. Fue erigida a finales del siglo XVII, entre 1697 y 1699. La ermita presenta paredes de sillería y mampostería, y consta de una sola nave con una bóveda de cañón que incluye lunetos y una gran cúpula en la cabecera. En el exterior, se destaca un pórtico de entrada con forma de arco de triunfo que combina arcos de medio punto y arcos apuntados. Junto a la cabecera, se encuentra una construcción exenta que sirve como sacristía.
Una inscripción en la fachada recuerda que la ermita sufrió graves daños durante la Guerra Civil y fue restaurada poco después de su finalización. Otra inscripción indica que las pinturas del interior de la ermita se realizaron en 1865, “a devoción de Don Francisco Riol”. Las pinturas se distribuyen en los muros laterales, en los pilares y en toda la cubierta del edificio.
Hay una curiosa tradición oral en relación con la construcción de esta Ermita.
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La tradición oral cuenta que esta ermita se construyó para resguardar una antigua imagen de la Virgen que había sido regalada a un vecino hace más de un siglo, aunque lamentablemente esta imagen no se conserva en la actualidad.
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Cada año, en el tercer día de las Fiestas Mayores, que comienzan alrededor del 29 de septiembre en honor a San Miguel, se celebra una ofrenda de flores a la Virgen y una procesión que parte desde la iglesia parroquial hasta la ermita.