La ermita de Santa Bárbara, construida en el siglo XVII en una colina paralela al antiguo castillo, tiene una rica historia. En 1685 se fundó una cofradía bajo su patrocinio, cuyos cofrades tenían el deber de asistirse mutuamente en caso de enfermedad y asistir a los funerales de sus hermanos fallecidos.
En 1760, la ermita fue reconstruida bajo el auspicio del Ayuntamiento y se transformó en una capilla con crucero, cúpula y coro.
¿Sabías que este edificio religioso, en una época fue utilizada como baluarte militar defensivo?
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Pese a su función eminentemente religiosa, por su situación estratégica, durante las Guerras Carlistas fue utilizada como baluarte defensivo y quedó prácticamente destruida.
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A pesar de estos desafíos, la ermita fue reconstruida en 1891 gracias a la generosidad de la caridad local. Sin embargo, no pudo evitar sufrir daños nuevamente, tanto por las guerras como por el paso del tiempo. En los últimos años, se han llevado a cabo varias obras de restauración para convertirla en un espacio cultural.
El sendero que conduce a la ermita está bordeado de cipreses y conserva restos de capillas alojadas en cuevas dedicadas a San Juan Bautista y San Mateo. Desde el promontorio donde se encuentra la ermita, se puede disfrutar de impresionantes vistas del valle del Silencio, atravesado por el río Matarraña. Junto a la ermita, también se encuentran una serie de hoyos que, según A. Rebullida, podrían haber servido como observatorio solilunar.
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