Ermita de la Consolación

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La ermita de la Consolación, también conocida como la Mare de Déu, ocupa un lugar especial en Monroyo y en la tradición local. Aunque existen documentos que mencionan una ermita dedicada a esta virgen desde el siglo XIV, la ermita actual es una reconstrucción de la primera mitad del siglo XVIII, con su atrio datado en 1731. Se trata de una obra de estilo barroco construida en mampostería, con una planta de cruz latina de una sola nave y una cúpula en el crucero. A lo largo del tiempo, sufrió ampliaciones en 1773 y 1903.

Junto al edificio principal podemos encontrar la casa del ermitaño construida en 1562, según la fecha que encontramos en el escudo de la entrada. En su interior destaca el suelo empedrado con cantos rodados y en las paredes exteriores aparecen adornos con conchas de Santiago.

El marqués de Santa Coloma, que tenía un palacio en la población, la mandó reconstruir en 1731 y, seguramente, la utilizaba como residencia temporal cuando visitaba la ermita de la Consolación.

La casa del ermitaño estuvo habitada hasta el año 1925 por la familia que cuidaba de la ermita de la Consolación. Además, durante la Guerra Civil, entre marzo y abril de 1938, se instaló aquí un hospital de campaña. Actualmente, la casa ha sido habilitada como casa de colonias.

La casa del ermitaño se habilitó como hotel a finales del siglo XX.

La fundación de esta ermita está relacionada con una leyenda popular de origen medieval. ¿Te gustaría conocerla?

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Cuenta la historia que un caballero perdido y atrapado en medio de una tormenta de nieve, se vio obligado a refugiarse en el cuerpo de su caballo para sobrevivir al frío extremo. En ese momento crítico, hizo una promesa de gratitud y devoción: si lograba sobrevivir, erigiría una ermita en honor a la Virgen para que otros pudieran encontrar consuelo y refugio en sus momentos de necesidad.

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Una de las festividades más importantes que se celebra en esta ermita es el “Lunes de Pascua”. Cada año, los vecinos de Monroyo se reúnen en la ermita para festejar esta tradicional celebración, que ha atraído a personas de toda la zona en tiempos pasados.

Frente a la ermita, se encuentra el “Olmo de la Consolación”, un árbol que solía ser un punto de referencia y que fue destacado como uno de los árboles singulares del Matarraña. Aunque lamentablemente el olmo se ha secado en la actualidad, ha dejado numerosos retoños alrededor, preservando su legado.

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