Hostal Vell

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La Placeta en Monroyo alberga algunas casas de gran interés arquitectónico y artístico. Dos de estas casas notables son la casa Caldú y el Hostal.

La casa Caldú, ubicada en la esquina con la calle Collado, es un edificio con una historia interesante. Según la tradición local, este fue el lugar donde la Orden de Calatrava recibía los diezmos. Los diezmos eran un impuesto que se destinaba a la Iglesia y generalmente consistía en una décima parte de los ingresos de los habitantes. Esta casa probablemente desempeñó un papel importante en la recaudación de estos impuestos.

El Hostal, por otro lado, es una casa-palacio que muestra elementos arquitectónicos de estilo gótico y renacentista. En su entrada se conserva un escudo nobiliario que probablemente perteneció al conde Borrás. Durante un tiempo, desde la época medieval hasta mediados del siglo XX, funcionó como hostal, lo que le dio su nombre popular. Durante la Guerra Civil, en 1938, el edificio fue utilizado como cuartel general por las tropas franquistas, bajo el mando del general Camilo Alonso Vega, cuando ocuparon Monroyo el 1 de abril de ese año. Esta zona fue escenario de encarnizados combates y bombardeos por parte de la aviación durante el conflicto bélico.

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Se trata de una placeta de forma pequeña y alargada que se caracteriza por ser un punto de confluencia interesante en la intersección de varias calles. Estas calles incluyen Llana, Santo Domingo, Collado, Gigantes, Hostal y Llana, lo que da lugar a una intersección peculiar. La disposición de estas calles refleja la estructura urbana medieval de la villa de Monroyo. La villa está construida en una ladera, con un núcleo central elevado y calles que siguen el relieve del terreno, curvándose y encontrándose entre sí de manera diagonal, con un número limitado de calles transversales que las cruzan.

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El conjunto está delimitado por un muro de mampostería de forma circular, diseñado para evitar inundaciones en caso de riadas y prevenir la entrada de vegetación y lodo arrastrados por el barranco. En la pared se pueden apreciar argollas utilizadas para atar los animales cuando la cola de personas en busca de agua era larga. En la entrada de la fuente, se encuentra una pila de piedra que se llenaba de agua para abastecer a las caballerías, añadiendo un toque de historia y utilidad a este lugar emblemático.